Activo entre 1960 y 1970. Fluxus fue más un estado de ánimo que un estilo concreto, un estado de actividad y cambio continuos. Una hibridación e interrelación entre las distintas disciplinas artísticas. Ponía en jaque y reaccionaba contra las formas artísticas tradicionales y las instituciones que las albergaban, es decir, contra el estatus del arte en sí.
Se manifestaban en happenings, performances interactivas, videos, poesías, objetos encontrados, etc. Partían desde lo lúdico, la sátira, el humor, el sinsentido. Asimismo buscaban erradicar la solemnidad presente en el campo artístico.

Propuso al espectador dejar de lado su rol pasivo y ser un hacedor más de la acción en cuestión. Ya que no creían que el arte dependiese de un genio creador único sino que todo podía llegar a ser arte. Por lo tanto esperaban una actitud creativa y abierta frente al acontecimiento. Cuestionaban el rol del artista y escapaban de toda tentativa de definición o de categorización. Fluxus disuelve el arte en lo cotidiano.
"Total art match-box" de Ben Vautier. 1965.
Es imposible que exista Fluxus sin paradoja bien se puede observar en este ejemplo con la obra “Art is Ego” (1971) de Ben Vautier. Ya que una de las finalidades del movimiento es intentar erradicar la imagen del artista individual vanaglorioso tradicional y en este caso podemos ver como Vautier se autorretrata y hasta pone su firma, todo lo contrario a lo que se busca. Por esto Fluxus convive y habita la sátira, el humor, la paradoja, el sinsentido. Mismo resulta tan difícil poder conceptualizarlo o caracterizarlo ya que el cambio continuo y el movimiento están más que presentes a lo largo de toda su duración.
Benjamín Vautier (1935-Italia), más conocido como BEN, es un artista plástico. Su actividad le ha llevado a ser agitador público, crítico de arte, poeta, fotógrafo, pintor, decorador y editor de libros. Para él no hay vanguardia sin novedad y no hay riqueza sin multiculturalismo.
Para realizar la experiencia sonora recurrí a un banco de sonidos donde fui recolectando distintos audios para posteriormente editarlos. En una primera instancia se presenta un bullicio propio de la ciudad, inundado de sirenas, ambulancias, autos, bocinas, gente. Luego aparecen respiraciones dentro de una máscara y siguen las bocinas. Inmediatamente damos con sonidos familiarizados con el mundo de la tecnología desde ringtones, el ruido de las manos al tipear en un teclado, sonidos propios del sistema operativo de la pc, teléfonos sonando. Para así presentar un recorrido sonoro que muestre la convivencia del mundo exterior tan revuelto con la intimidad del mundo hogareño, donde en uno predomina el bullicio y en el otro se asoma el silencio habitado por sonidos amables.